Tenemos seis emociones básicas. Alegría, asco, tristeza, ira, sorpresa y miedo. De estas seis emociones solo una es agradable ¿Por qué la naturaleza nos ha dotado con tan amplio repertorio para experimentar malestar? Parece un juego macabro en el que algún dios nos metió para experimentar el castigo divino o una broma de mal gusto de alguien muy infeliz.
Parece no tener sentido y es bastante innecesario que dentro de todo lo bonito y bello que se puede experimentar en la vida tengamos más habilidad para sentirnos mal que para sentirnos bien ¿a qué se debe esto?
Esta broma de mal gusto desarrollada a partir de millones de años de evolución se debe a que se nos ha equipado para sobrevivir y no para experimentar bienestar. El privilegio del que gozamos en la actualidad de tener un refugio, agua caliente a unos pasos y disponible solamente al abrir el grifo, pan y carne en la tienda de la esquina -de un animal que alguien más cuidó, alimentó y mató para que nosotros pudiéramos disfrutar del festín- es un lujo tan reciente que no tienen efecto significativo en el equipamiento biológico que le costó a nuestro organismo millones de años desarrollar.
Así que sí. Somos como un viejo paranoico buscando peligros en el paraíso y podrá parecer exagerado pero esto es lo más cercano al paraíso que cualquier ser humano ha experimentado en toda nuestra historia como especie. Evolucionamos en entonos hostiles donde las probabilidades de morir por la picadura de un mosquito, por comerse una deliciosa fruta en mal estado o envenenada, toparse con un animal salvaje o con el miembro de una tribu enemiga eran el pan de cada día.
Todos nuestros sentidos nos han sido dados para sobrevivir. La vista y la audición nos permite observar si algo o alguien se acerca o si hay algún cambio a nuestro alrededor. El gusto y el olfato nos permite alejadnos de los contaminantes. El tacto y el dolor nos permite proteger nuestro cuerpo de superficies o elementos dañinos como el fuego o las espinas.
Nuestras emociones al igual que nuestros sentidos nos alertan de los cambios que se están produciendo en el ambiente, en nosotros mismos o en la interacción entre nosotros y las demás personas (nuestras relaciones).
Cada emoción nos envía una señal especifica y necesaría para que actuemos en consecuencia y nos pongamos a salvo. Esta señal es muy similar a la señal que da el detector de humo de tu apartamento. Se activa cuando nota un cambio que te puede poner en peligro y te indica que debes hacer algo para detener aquello que produce el humo.
Estamos en una sociedad donde vemos como negativo todo lo que NO sea placer o felicidad y nos hemos vuelto reactivos a nuestras emociones. Pensamos que lo que debemos hacer es apagar la alarma – dejar de sentir- Con una pastilla o con algo que me eliminé rápido la emoción. Esto es como pensar que el problema es que suene el detector de humo y no que haya humo en la casa.
Este enfoque tiene varios problemas:
- Nos puede volver insensibles al mensaje que trae las emociones (dejamos de escuchar el sonido mientras este suena cada vez más duro -lo que lleva a la desregulación emocional-).
- O, nos hace desconectar el detector (lo que solo hace que pare el sonido mientras la cocina se incendia).
Vamos a reconocer el mensaje que nos trae las emociones para apagar fuegos en vez de apagar alarmas. Que igual si nos enfocamos en lo importante ya la alarma se apagara sola.
Aquí te dejo una lista de las emociones básicas y los mensajes que suelen darnos.

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